El barbero lo vió como un bárbaro violento quien mata a su gente. El capitán lo vió como un hombre trabajador a quien no le importaba que le dijera. Descubrimos al final que el capitán supo todo el tiempo que el barbero era revolucionario, así es que no sabemos ciertamente que está pensando mientras que el barbero lo esté afeitando. Si el capitán sospecha algo del barbero, no se nota. El barbero piensa que el capitán está allí nomás para que el barbero le afeite. Al final del cuento, la perspectiva de los dos se cambia porque el capitán ve que el barbero no le mató y el barbero ve que el capitán sabía que era revolucionario.
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